jueves, 4 de septiembre de 2008

Discriminación. Diálogos a la mañana


Segundo está en el taller. Le pido permiso al profe para hablar con las chicas afuera. No están todas, falta Ro, pero está Ka y So. Salimos y en unos de los canteros se sientan So, Je y Lu, y paradas quedan Ka, Ma, Ya y Mai.

- Vamos a dejar las cosas en claro –digo- esto no puede seguir así. Estas diferencias no solo se ven en mi hora sino en todas. Además ya le dije, que ustedes son pocos y deberían llevarse bien. Ustedes mismos me dicen que la escuela no le gusta mucho, y para colmo el curso es feo porque todos se pelean…
- Yo no quiero venir más, el año que viene me cambio, interrumpe So con tono firme y sería.
- Si profe, yo también me quiero ir, dice Je mucho más tímida.
- Nosotras nos queremos cambiar al c, dice Mai.

Ka sigue callada y mira hacía abajo.

- Pero eso no es solución. So, cuantas veces te dije a vos y a Ro, que deberían adaptarse a la escuela. No todos tuvieron la suerte de nacer en un barrio lindo o una casa linda, y no por eso hay que tratarla mal. Además yo no le pido que sean amigas, solo que se respeten para que en el curso nos llevemos bien.
- Pero porque nos dice a nosotros, arremete So enojada.
- Se los digo a todas. Nadie quiere que sean amigas, solo que se respeten y no se insulten. Si no se llevan bien, esta bien, pero eso no significa que nos estemos agrediendo e insultando. Además ya le dije que si siguen así esto se va ir poniendo más feo y puede terminar a los golpes y esa no es la cuestión.
- Pero es solo en su hora profe, porque usted es bueno, porque Ka en otras horas no se para a hacerse la mala, dice Je.
- Puede ser, pero estas peleas entre ustedes y el resto de las chicas del curso no solo lo noté yo, sino varios profesores y por eso estoy hablando con ustedes. Además yo le voy a poner las cosas bien en claro. O lo arreglan entre ustedes, cambiamos la actitud, y nos llevamos mejor, o vamos a ejercer mano dura y no se le va a permitir ningún tipo de burla ni insulto porque sino van a ser sancionadas. Y ustedes saben que acá los profes no tienen problema en poner amonestaciones. Yo se que no es la solución, pero por lo menos vamos a sacar el problema de la escuela, yo sé que esto no se va a acabar, pero lo vamos a limitar y cualquier insulto o burla va a ser sancionado.
- Pero profe usted quiere que cambiemos, si nosotras nos somos. Ro y yo no le hacemos nada a nadie, lo que pasa es que ellas son unas negras, unas negras villeras, y usted quiere que cambiemos y nunca vamos a cambiar, porque nunca vamos a ser negras.
- No es tan así, dice Je, que es del mismo bando de Ro y So.
- Ya te dije So, que no hables así.
- Pero son unas negras que le faltan el respeto a usted, porque ese día que se hizo la mala y usted no la sancionó yo no me pare a hacerla cagar por respeto a usted, porque yo soy más persona que ella.
- No la sancione porque no creo que esa sea la solución, y porque no creo en las sanciones. Pero si ustedes quieren eso, bueno vamos a empezar a poner sanciones y vos sabes bien que siempre das motivos para que te pueda poner alguna amonestación. ¿Ustedes piensan los mismo?, le pregunto al restó de las chicas.
- Si profe ponga amonestaciones, dice Ya, y es la primera vez que una de las chicas del otro grupo dice una palabra.
- Pero sabe profe lo que pasa, dice Ma (una chica que realmente me cae muy bien) que Ro y So le dicen negra sucia, y villera a Ka, y a nosotras también y se nos ríen.
- Y bueno que cambien entonces, si no quieren que le digamos negras, porque eso es lo que son, dice So.
- Eso es lo que vos pensas, le digo. Ma, a vos te parece que Ka es una villera.
- No profe, para nada, ella con nosotros es re buena.
- Mai vos que pensas de Ka.
- A mi tampoco me parece una villera.
- Ves So, no des tus ideas como verdades abosolutas. ¿Ka, vos querés decir algo?

Ka no dice nada. Mira al suelo y ni habla. Doy por terminada la conversación y le digo que piensen que es lo que quieren, arreglar el problema entre ellas o que nosotros pongamos sanciones.
Me voy decepcionado, por So, realmente que me caía muy bien, igual que todas, pero no puedo creer que sean así. También me voy triste por el autoritarismo que tienen los chicos. Ellos mismos prefieren las sanciones. Pienso en la forma que lo educamos.
Las chicas se van, y Ka se queda para hablar pero no puede. Llora y llora. Le digo que no se ponga así, que lamentablemente se va a tener que encontrar con gente así en toda su vida. Le sugiero que no le de bola. Pero Ka me cuenta de los problemas que tiene su padre para mandarla a estudiar, o algo así, porque llora y no puede hablar bien. Llora tanto que hay que llamarla a la celadora para que le de agua con azucar y ahí cuando la veo a Ka de esa manera, pienso que todo fue en vano.




Diálogo a la tarde

Entro a segundo sin ganas de hablar con nadie más y muchas ganas de darle actividades. Saludo y dejo el portafolio en el escritorio. Ni la miro a So, que tan bien me caía. Pongo la fecha, y comienzo a escribir las consignas.
Ro, que faltó a la mañana pero vino a la tarde se levanta y me dice que quiere hablar conmigo.

- Hablá, le digo, con vos de enojado.
- Las chicas me contaron lo que hablaron a la mañana, como me hubiera gustado estar.
- No venís nunca a taller, le digo.
- Es que me duermo, pero profe lo que yo le quería decir, es que estuve pensando en hablar con Ka, para que se acaben las diferencias. Con tal yo a ella afuera de la escuela no las veo. Para que se acaben los quilombos profe.
- Me parece bien, le digo y le estrecho la mano.



Leyendas armoniosas

Con segundo estamos viendo leyendas. Entonces aprovecho para contarles leyendas de miedo, leyendas urbanas y hacemos un círculo y los incito a que ellos también cuenten.

(Dos semanas pasaron de los diálogos y el curso esta muchos mejor, por lo menos no se respira ese aire a hostilidad que se respiraba hace un tiempo).

Los chicos comienzan a contar leyendas, o sucesos de miedo que le contaron, lo hacen de manera caótica como suelen ser mis horas de clase. Así que trató de organizarlos para que se escuchen entre todos. Ellos mismos colaboran.
Ka quiere contar una cosa que le pasó a su padre en el campo, y dos chicos están hablando, entonces Ro con actitud se para y le dice a los dos pibes que cierren la boca que Ka esta por contar una historia.

Después se sienta al lado de Ka, y le dice, dale conta, y Ka cuenta y todos nos morimos de miedo.

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