lunes, 30 de agosto de 2010
Jueves Malditos
De aquel jueves recuerdo un pasillo largo y oscuro, una chica en la puerta que cobraba la entrada. Una pieza con personas paradas, apoyadas en la pared viendo un televisor de 14 pulgadas con un video donde explotaban bombas una y otra vez, una y otra vez. No exagero.
Otra pieza, videos de gente que se quitó la vida. La historia de un jugador de Belgrano, las manos temblorosas de un portero de edificio que no puede sostener su poesía. Los Poemas del Zorro Monsalvo.
Mi amigo Tito, que sabe de estas cosas me dijo que esos son los mejores lugares para leer: veinte personas a tu alrededor, una luz que viene desde arriba e ilumina tu texto y el sonido de tu voz relatando una historia.
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