sábado, 7 de diciembre de 2013

El cuento raro

Hace quince o veinte días que no escribo. A esta altura del año tengo la cabeza oxidada. No me siento mal por escribir nada, lo tomo con calma, es más a veces me pregunto ¿a quién le importa lo que escribimos? 
A este tiempo lo uso como descanso, intento que mi mente se limpie, no sé si lo voy a lograr. 

Para entrar en ritmo voy a corregir cuentos viejos. Según el guru literario L.L todo libro de cuentos tiene dos relatos buenos, uno raro y lo demás relleno. El cuento que estoy o  estaba trabajando antes de que sucediera lo de la cabeza oxidada es el texto raro. La historia es real, fue lo que le pasó a un amigo. En primera instancia lo había incluido en la novela, pero en la corrección tuve que sacar a un par de personajes y el Abuelo se quedó afuera. Lo trabajé como cuento, lo modifiqué y lo llevé a una clínica literaria: lo destrozaron. Lo volví a reescribir y no sé si funciona. En breve lo subo para que la gente que pasa por acá me de una mano a ver si puede andar. El cuento se llama: Fantasmas invisibles en una ciudad apagada.

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