Estamos equivocados
Después de llenar los libros, las actas y fijarnos que todo estaba en orden quedamos libres. Una colega me pidió que la acercara en el auto, le dije que no había problema. Saludamos a los pocos profesores que quedaban y dejamos la escuela.
En el camino hablamos de muchas cosas, pero hicimos foco en la educación, en los problemas de conductas que se repiten día a día, y en los casos de violencia que se trasmitieron en todos los noticieros.
Antes de bajar, con mucha certeza me dijo: lo que pasa es que nosotros enseñamos partiendo de la idea que los chicos deben escucharnos en orden, en silencio y todos sentados; lamentablemente eso ya no pasa.
¿Qué prefieren?
Entro al curso y los chicos deben pararse, guardar silencio y responderme el saludo. Después sentarse, quedarse quietos, no pararse, no caminar, no salir del curso, no gritar, hablar de los nosotros queremos y callarse cuando nosotros lo decidimos. Un buen profesor es el que logra cumplir con estos objetivos, según lo que dicen los directivos, y los otros profesores. Yo, me considero un mal profesor entonces.
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