Pongo las zapatillas en una bolsa, la cierro y la dejo cerca de la puerta. Hago lo mismo con los libros, con cuidado los llevo, no quiero olvidarme ninguno. La ropa no me importa, los libros sí.
Los ojos se me llenan de lágrimas, sus ojos también. Hay ciertos momentos que son tan dolorosos, que dejan tanto vacío.
Cuando era adolescente y terminé de leer “Cuarteles de invierno”, de Osvaldo Soriano, cerré el libro, fui corriendo y le pregunte a Mamá por qué era tan triste el final. Ella pensó un rato y me dijo: Por que así es la vida. Fue el mejor consejo que me dio.
Sus ojos se llenan de lágrimas y de a poco bajo mis cosas, hasta no dejar nada. Me voy, en silencio. Por qué somos capaces de producir tanto dolor, pienso, pido disculpas, lo siento.
Hoy duermo solo, es la noche más triste de mi vida.
Los ojos se me llenan de lágrimas, sus ojos también. Hay ciertos momentos que son tan dolorosos, que dejan tanto vacío.
Cuando era adolescente y terminé de leer “Cuarteles de invierno”, de Osvaldo Soriano, cerré el libro, fui corriendo y le pregunte a Mamá por qué era tan triste el final. Ella pensó un rato y me dijo: Por que así es la vida. Fue el mejor consejo que me dio.
Sus ojos se llenan de lágrimas y de a poco bajo mis cosas, hasta no dejar nada. Me voy, en silencio. Por qué somos capaces de producir tanto dolor, pienso, pido disculpas, lo siento.
Hoy duermo solo, es la noche más triste de mi vida.
1 comentario:
horrible
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