Me paro junto a la única estufa eléctrica que tiene el curso. Nos escuchemos, digo. Veamos de que manera podemos solucionar todo esto. Algunos quieren participar, otros en cambio siguen riendo.
Cuando hablo, me escuchan, digo.
Hacen silencio. L, la hija del policía toma la voz.
Somos personas, y tenemos derecho a hablar, además por qué nos quieren cambiar. Si S es así, por que hay que cambiarlo. Si lo mismo después estudia. Igual que O, que es un bocho, el anda gritando por la vida y es un machista, pero bueno es así…
El comentario me deja de cara. Sus compañeros la aplauden. Después otros toman la palabra, hasta que toca el timbre.
Me cruzo al curso del frente, sin recreo voy al otro primero. Pero todo es distinto. Son mucho más tranquilos. Entrego unos prácticos, leemos unos cuentos, limpiamos el curso, salimos a formar.
Después de izar la bandera, los chicos salen hacia los colectivos. La vice, me llama y me pregunta:
- Cómo te fue con primero
- Mal, respondo.
- Te cuesta primero, dice.
- Si, no encuentro la forma.
- De eso te quería hablar. Mira, le celadora me dijo que uno de los chicos te acuso que lo agarraste del brazo.
Pienso en S, cuando le estaba pegando a N y le explico a la Vice. Con voz tierna, pero firme me dice.
- Tene cuidado. En los cursos de lesgilaciòn que hicimos, aprendimos que al chico no se le puede poner un dedo encima. Si esto se sabe, o los chicos te acusan, se puede armar un problema para todos. En la escuela ya echaron a un profesor que tocaba a las chicas.
- Pero yo solo lo saque para que no pelee.
- Bueno, pero tene cuidado.
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